Todos los años me pasa lo mismo: en verano no cojo la cámara. ¡Y estoy encantado, la verdad! No por abandonarla en el armario totalmente en «off» sino porque no paro de hacer cosas en esta época. Me olvido un poco de las imágenes y disfruto de la playa, el agua y el tiempo libre todo lo que puedo.
Llegado el otoño retomo la fotografía. La lluvia, las obligaciones y los horarios van dando paso, de nuevo, a las rutinas y, por extensión, a la búsqueda de esos momentos fotográficos que nos ayuden a romperlas, congelando dulcemente nuestro frenético ritmo diario.
Parece que esto mismo le sucede a mucha gente pues es ahora cuando los correos vuelven a circular, comienzan a organizarse nuevas salidas, aparecen ciertos cursos, se ven más imágenes en las galerías, las noticias surgen de nuevo…
Vamos… que somos muchos los que volvemos a poner la cámara en «on».
Aún no tengo nuevas ideas pero me gustaría continuar con algunas imágenes que dejé en mente el invierno pasado. De momento toca esperar que las hojas vayan mudando mientras voy despertando el sensor del equipo. Poco a poco espero que nos vayamos reencontrando de nuevo…
Miguel Angel Peláez 